
Los bellísimos anillos tejidos por restos y trozos, que se presentan visibles en oportunidad del equinoccio, descubren una cara desconocida, por lo menos para este observador.
El brillo extraordinario del anillo que se destaca podría obedecer a la iluminación de pleno de un anillo que ofrece mayor superficie, respecto a los otros anillos que no pueden cubrirlo, en oportunidad del equinoccio, así luce mas voluminoso en lo que sería la parte frontal en dirección al Sol.
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